31 mar 2007

Mejor: "O qué!"


Él se vuelve taciturno, de pronto está en un halo de vertiginosas aventuras que le dan cuerpo a sus ideas, ha vivido más -tal vez-. Mientras, ella ha preferido jugarse yendo y viniendo mar afuera. Algunas veces pensó: ¿Quedarse? ¿A qué, cómo? Si no soporta el sentimiento de ausencia que le provoca abrazar su espalda al tacto de ausencias nocturnas. No pueden dormir de frente, se asfixia.

-Un beso corto, apenas tocándose los labios, ha habido noches que se ha sentido sola-

Y trata de darse explicación: "Tal vez se deba a que todo fue muy rápido".

Por momentos siente la aprehensión de un amor nostálgico, parece como si ambos llevaran el cargo de sus propias conciencias, y no les dio tiempo de dejar las maletas en un tiempo fuera.

O, ¿es que el ceñir el amor-pasión/pasión-amor al cerco de la puerilidad tan desdeñada en nuestros tiempos sea justo lo que no les permite darse? Quiere le refrenden la invitación a quedarse para estar con él, no con el oráculo -con ninguno de ellos, sigue odiando la tele de noche-.

Reivindica su derecho a no ser la que fue, otras veces a ser como todas, también a no tener que ser fuerte porque a nadie en realidad más que ella le importa semejante cosa. No se pierde, sabe de sí, pero va despacio, no hay prisa para querer más.

Hoy necesita hacer la vanguardia –él está cansado-, y no sabe de qué otra manera tomar la iniciativa sobre sus cuerpos. Pero, ¿y si eso resulta banal, grotesco, poco acorde con las expectativas de un amor pensante?

Y lo que ella quiere? Pensar_Decir-hacer_vivir, pensar- hacer_decir-decidir amando... ¡Y cómo no quererlo! Si sus besos pueden hacer que sueñe despierta, si cuando bailan vuela, si al sentir el acomodo de sus cuerpos se olvida de todo lo malo que puede haber, y se pone nerviosa a su tacto... ¡Le da fuerza, le da vida! Quiere ser ella con él.

Hace un par de años que Wendy dejó de ser joven y hace poco tiene canas. Hoy la oí decir entre labios: "Tengo miedo Peter Pan"

-creyendo que está embarazada-, luego se fue caminando atrapada por el ruido de las calles y sus pensamientos.


"Qué hacer con la niña" -dice él, y la mira sin comprender-. Piensa en: "Qué, si no soy más que una niña asustada? Y cómo no estarlo
...?"

"El miercoles Peter Pan, no quice lastimarte. Cuando dije que no sabía si quererte más o no, es porque ya te estaba amando. Luego pienso: ¿Es tan malo querer así? ¿Querer como yo quiero?, ¿teniendo las ganas de sentirme cansada en tu piel y luego quererte más? ¿Qué hay en decir la verdad cuando no se pretende mal alguno? Todo se complica, y tu no sabes qué hacer con las verdades. Pero no todo depende de mí, no me sujeto al destino, lo sabes. También voy tejiendo fino hacia dentro y hacía fuera, por eso no lo notas..."

Anoche el oráculo habló en pantalla:"No me obligues a decir te amo, lo haré cuando sea necesario".

Le recordó algo que ella misma le pidió hace meses: "No me digas nada que no sientas"

-------------------------------------------------------

Hace dos días que la médica le dio un momento, se tranquilizó pensando: "Sí, tal vez sea mejor optar por el "O qué...", sólo por si eso significa la posibilidad de amarse"



VUELTA, VUELA, CORTE Y QUEDA


Lo que ha sucedido no es cosa menor. Dejó retrasadas miles de letras por hacer un lugar en el centro de su vida, por vivir. Justo a la mitad de toda ella aparece él. Una noche de mitad de mes, un mensaje, un par de cafés, un escape de madrugada y un canon de luciérnagas les iluminaron los pasos por la vieja colonia de donde él escapó.

Dice que a la mitad no hay más camino andado que el que queda por recorrerse. Que es un lugar donde no se puede decir que nada ha pasado, pero tampoco se niegan las posibilidades de futuros compartidos.

El miedo se apoderó de ella al darse cuenta de que era domingo, y debía haberse ido un viernes cinco meses atrás. La invitación estaba hecha: "Quédate" -le dijo-, y su libertad la hizo permanecer.

En su casa los fantasmas abundaban, solían caminar por los rincones de las ventanas, lo supo cuando llegó, y no dijo nada. Ella se puso la ropa del muerto, y usó sus sandalias. Y qué si ella está con él?


Desempolvó un poco la breve cornisa interna del espacio entre la cama y el cristal "Las piedras no se tocan cuando no son propias"-dijo-. Una tarde el viento y la cortina se confabularon, hicieron rodar al mezcalito. Él se molestó pensando que había sido ella quien lo había hecho. Más tarde se dio cuenta de quienes habían ocasionado el destrozo...

Una noche él le pidió que exorcizara los fantasmas, ella nunca se ocupó, sabe que esos -los fantasmas- suelen vivir en la espalda de quien es incapaz de descargarlos. Prefirió esperar a que un día dejara de tronar el piso de la manera intrusiva en que lo hacía, todas las noches le rompía el sueño. Mientras él dormía.

Luego, por la mañana, él se levantaba organizando el mundo que ve. Fueron noches y noches de insomnio. estaba agotada de librar batallas nocturnas.

Llegó ahí cansada de su propia vida, necesitaba descansar de sí, de sus años de luchas que nadie veía ganadas. Para luego entrar de frente a los desvelos de no aterrizar en su nueva realidad común.

Perduró su miedo, pero no por un afán de desgano, sino por no saber qué hacer con la maravillosa oportunidad de crear, no sabía qué responder ante una sonrisa tan cálida y el encanto extraño que tiene su tono de voz cuando le habla de frente. Hay un vértigo que se le resbala todavía ahora por la mente, es un sentimiento difícil de entender: Ubicar claramente que se puede "hacer"... Pero, ¿qué es eso? Tratar de saberlo, fue lo que la hizo quedarse.

A poco las resistencias fueron quedando lejos, pero no fue sencillo, alguien que no cree tenía que atisbar nuevas formas, nuevos ejemplos de cómo vivir -con él- impregnándose con gusto de premisas nunca aceptadas. Y lo que era en apariencia lo más cercano a "la desbandada", se convirtió en la más firme convicción de permanecer, tener una vida juntos, alguien a quien darse en cotidiano.



CUENTOS QUE HARÍAN CORRER A CUALQUIERA

----

Se percató de que no era más que dejar que las cosas que se sentían fluyeran, crearon y descubrieron juntos una serie de animalillos y entes fuera de la cotidianidad que pululaban por todas partes, algunos recorren con ellos la noche. Salieron a las calles y encontraron ratas gigantes caminando amistosamente en la plaza, enanos que paseaban llevando gorros a rojo y blanco, y que de no ser por eso, se confundirían entre el mundo de gente que va por Bolivar. Durante el desayuno él habló sobre una raza de ratones que hizo a su imagen y semejanza a la humanidad, evitándonos el acercamiento mínimo a la magnificencia de su intelecto, también le habló de la “pandimensionalidad roedora” y de su religión que tiene como principal Dios a un Koala que sostiene una antorcha que nunca se apaga, y que aquellos aseguran es el Sol.

Una tarde de riña, sin darse  a más sentido, aceptó una revelación casi insultante para el cotidiano: No sabe jugar al ama de casa. Y no, porque ocupa al mismo tiempo el momento de lavar platos en pensar: "cómo hacer para hacer más".


Cuando eso pasa, dilucida en por qué “Cenicienta fue muerta a manos del príncipe azul”; en el trágico escenario donde la“La bella durmiente se dio un mal pase y se quedó en el viaje eterno”, o cómo fue que “A Blanca nieves la desalojaron del centro en el último operativo antidrogas”. Piensa también en el famosísimo caso del lobo –actual ex marido de caperucita- que se quedó en la guarida” dejándola en el desamparo, Y por si fuera poco, trata de encontrar la respuesta a no tener que trabajar –por mera necesidad- para uno de los más degenerados villanos de todos los cuentos que ha leído en la sección política del diario.

----

¡Sí!

transeunte.org