28 jun 2008

A cualquiera le pasa...

You know?


Fase 5: Día 1



Hoy por fin después de haber pasado las peores horas de mi vida en ese "hospital de la muerte" donde trabajo, pude retornar a mi vida de no hace mucho tiempo. Pedir dos días de vacaciones frente a la contingencia "porci-las-dudas", hace que mi sistema inmunológico se sienta más feliz de poder dormir un poco más que seis horas, todo sea por reponerse.

La cara de la neumóloga parece cada vez más ansiosa. Sólo la vi un momento ayer en nuestro inesperado encontronazo de pasillo. El hospital está casi vacío, caí en cuenta de que, de no ser porque mi ética y la alerta epidemiológica no me lo permiten ya hubiera invitado al ortopedista más joven del sito a "comer piñones", tal y como lo recomendó mi tía, la salubrista de mi cabecera...

El tránsito por las calles y servicios de esta ciudad, me recuerdan días no muy lejanos en Semana Santa. El paseo de hoy ha dejado saldo blanco, tan blanco como mis leucocitos que trabajan muy bien a pesar de todo y contra cualquier supuesto, ya estaba pensando que el H1N1 me habría llegado en el tosido de mi jefe que ahora padece de alguna faringitis nerviosa.

Pero no, la nerviosa soy yo. Después de avisarle al urgenciólogo que me habían enviado para revisión por molestias en garganta y oídos, de que ni por equivocación me vio la garganta o me tocó, y de que sólo leyera que mis signos vitales eran casi perfectos, caí en cuenta, esa premisa escuchada en la penúltima sesión de la cátedra de Calidad en Salud es cierta:

"El 60% de curación en los casos en enfermedades comunes se adjudican a la posibilidad que existe en el paciente de ejercer un placebo al acudir a la consulta médica, el otro 20% se genera a partir del diagnóstico clínico y el 20% restante se hace a partir de exámenes de gabinete". La medicina por evidencia es tan joven...

Dos cosas han rondado mi cabeza estos últimos días, la posibilidad de que los cercos epidemiológicos lleguen con la policía federal y el ejército en medio de todo un mar de confusión patrocinada por la Secretaría de Salud y los pésimos formatos informativos de noticieros que palían la ahora no tan indiferente acción de las personas frente a una enfermedad; y cómo "ese bicho" se ha inoculado en la vida de millones de personas transformando cada una de las actividades cotidianas.

Lo que se tiene que ver...

Justo cuando pensé que lo peor en el mundo había sido el Virus de Inmunodeficiencia Humana, aparece esto... Creo que no podré invitar a nadie a comer piñones como dice mi tía: "Aguanta hasta que acabe la alerta epidemiológica mi'jita...".

Si el bicho existe o no, si es producto de la imaginación y el terror que causa el no ver a un enemigo mortal; el miedo. Si todo esto es producto de un "compló'" RE articulado, si las decisiones políticas, si el oportunismo de quienes se mueven en esferas de "alto nivel", si las "inyecciones" de capital por donación o endeudamiento, si la gente se cree inmune. Todo junto dictando un patético silencio que apenas llega a murmuraciones que se extinguen bien pronto y regresan en oleadas.


El abatimiento del Secretario de Salud hoy se notó, decir "no sé" bajo las circunstancias, puede pagarse caro, y lo pagó. Sobre todo después de que ayer mismo demostró que no basta tener conocimientos en un área como la medicina para que todo el mundo te entienda. De la perplejidad por los datos brindados en su conferencia del martes, se pasó al agravio en muy poco tiempo. Supongo que todo se debe al estatus que guardan por estas tierras los médicos y su palabra "que es ley". Mera deformación profesional.


"Bola baja".

No puedo negar que hay más muertes de las que se han contabilizado, la ineficiente y pro política acción de quienes tienen que rendir cuentas está ceñida a la conveniencia de reportar un número inferior de los casos protocolizados, las Elecciones Intermedias vienen: "La Salud es prioridad".

"Teníamos nueve casos con placas y todo, pero, cuando vino el epidemiólogo hace quince días nos dijo que sería a partir de ese momento que comenzaríamos a reportarlos, ahora van cinco..." -dice el jefe de mi jefe-.

Eso fue ayer, y por fin la Comisión de Seguridad e Higiene define que pondrá toallas de papel y jabón para "extremar las medidas de seguridad" del personal médico, enfermería garantiza su parte y el equipo de salud obtendrá por su servicio tratamiento.

Ayer se daba por hecho y sin protocolo oficial alguno que "la Unidad" se convierte en "receptor de casos a nivel estatal".

Sigo andando por el Centro como ha sido mi costumbre, ahora llevo mi "look del fin del mundo". Las calles son las mismas que la "llamarada Slim" ha traído, sólo falta mucha gente.

Aún con la maravillosa oportunidad de cruzar a las tres de la tarde Av. Juárez y el Eje Central sin topar con una pared humana que camina y se disuelve sólo para pasar al lado contrario, llego a la conclusión de que ésto, pase lo que pase no cambiará.

Los quince centímetros que van de la rodilla al fémur son los críticos cuando una trae falda y parece que el uso de mascarillas acentúa el morbo de quienes transitan por la calle.

Por si alguna duda me quedaba sobre la parcialidad con que se mira a una mujer en esta ciudad, hace unos días que lo confirmo.

De negro en abril, por más vestido holgado que lleve una puesto, botas a la rodilla y mascarilla bien colocada en cara; parece que taparse la boca y hasta la nariz da una impresión visual que queda en el imaginario de no poder -de verdad- decir nada, así que te dicen todo y más, como si fueras una de esas propagandas en los puestos de periódicos. La diferencia es que una de las dos se mueve y sí escucha, pero eso es parte de otra cosa, supongo...

Preferí obviarlo todo por salud mental, seguí por Bolivar y ¡oh mágia!, el Café del Centro es un oasis, pero sólo hay servicio "para llevar", como casi todos los sitios que quedaron abiertos.

Hoy, volví a casa después de una reunión de jardín donde definimos algunas condiciones para seguir con trabajos inconclusos. En el metro, las parejas se siguen besando en la boca, sólo que ahora es un beso extraño, hay un par de telillas en medio de las caras. Sigue siendo abril...

Las mascarillas de carbón "activo" que llevo durarán quince días a decir de la vendedora, espero que antes de que expiren se logre controlar la situación, sin tener que seguir controlándonos.


17 jun 2008

Empoderamiento Juvenil

De la metodología más abstracta, a la exigencia ciudadana participativa de políticas públicas en salud sexual y salud reproductiva.Cien por ciento no renovable: la juventud mexicana...


"...Iraló! ¿Qué quieres que me de SIDA o qué? ¡..Me va a dar SIDA si no me das uno!".



¡Sí!

transeunte.org