25 nov 2008

Teoría del "casi" o aproximaciones al acercamiento.

Bajaron la escalera. Muchas puertas, la mayoría cerradas.

-Esa mañana te vi llegar a la mesa del desayuno, yo estaba con David, me quedé un poco asombrado... Eras tú la que cantaba bailando bajo el agua...

Fue unos meses después de mi llegada a la ciudad, era lunes por la tarde, tú salías de casa con Dan, entonces era la única compañía que te interesaba. No dijo nada. Cocinábamos y con sartén en mano nos vimos cuatro pares de ojos a ras de pasillo en tu casa de San Rafaél.

La tortilla estaba lista, te invitamos, pero debías ir a la oficina o recorrer la soledad acompañante de tu cama y la desolación. Supongo daba lo mismo, preferiste lo primero. Se te olvidó...

- ...A él, "la marihuana lo tira...", de antes no tenía mucha experiencia psicotrópica y se "atascaba". Él, dependiendo del ánimo debía ir casa a "hacer nada" o refrendar su depresión, siempre prefería ambas.

Tus despedidas se habían vuelto trágicas y un nuevo ibérico parlanchin contigo en casa toda una noche no fue gracioso para tres. Tuve entonces a Brendan y al "Petirrojo" de mi lado de la línea; la mañana del martes uno de ellos estaba clavado frente a mí, a tu lado en la mesa y tu vida...

El desayuno "continental" fue comestible, rápido, y algo tenso para todos, menos para "el cazador de dragones" que "no se enteraba de nada". Siguió un ritmo extraño con la mandíbula y los pies. Se despidieron y en la esquina de la fuente un beso:


-"Nos vemos más tarde para cenar..."

Nadie supo lo que pasaba al rededor. Dan durmió lejos toda la tarde del lunes. Ya no estaba, otro "para-siempre-nunca-jamás" se conjuró. Como solía hacerlo cada siete u ocho días desde hacía mucho, se despidió. Media hora después en tu oficina intercambiamos las letras necesarias para que procuraras escapar de la angustia y la ruptura de madre semanal que te procuraban:

-¿Dónde se aloja? ¿Tienes su teléfono? Dame el número de su habitación...

No era amor, era complicidad. Dan hacía que no veía, nunca habló. "Más ciega que un topo" y con todo a mano decidiste. El dolor ayuda cuando hay que "hacerse al vicio de perderse".

-¿Qué te digo?, era perfecto para escapar...

Al "cazador de dragones" no llegó la respuesta que esperaba de ti esa noche.

-No hay culpa porque no había qué comprometer, ya no...

Tú "hacías que no hacías nada".
-¿Qué de la situación, aquella en tu casa? ¿Quién era él?
-¿Sabes? "Es más fácil afirmar una desconfianza que defraudar una confianza". Además, no hay nadie, por hoy... ¿Qué más te interesa sab...? Otro beso, y la noche se hizo corta. 

-Yo también estuve  ahí... del  otro lado del cubo .

Al tiempo, todo se enlaza, sólo hay que observar, ser paciente...

-Dejar de ser "la mujer de la vida" de alguien y que te lo digan en la cama... no debe ser fácil, pero que además se quede..."¡Qué fuerte, tía!". Y, creo nunca se sabe si con quién te cruzas en un pasillo será con quien termines en la vida después ¿o no?

-¿Un trago más?

-Hay que aprender a observar. Estoy segura de que no sabías todo lo que pasó. Por esos tiempos ya " se daban pinceladas al futuro", tú lo conoces...

-¡Chica, todo es un desastre !

-A éste otro lo conocí bien poco en realidad, y él a mí mucho menos.

-Supongo no habrás quedado con ganas volver a verle...

- No.

-Mejor para ambos...

-¿Otro trago?

-¡Sí hombre, otro!


Sonríe. Ahora, después de tanto tiempo puede soportar el síndrome sofocante y de alta fiaca que Dan le ha inculcado a últimas fechas.

-No es tan malo, supongo... 

De principio sólo le molesta pensarse siendo la acompañante de sus nuevos dolores a "il suo cardio".

-¿'Aprendiendo a aprender'.... Resultó uno de esos momentos a los que se debe dar sentido 'a capa y espada' para poder decir: 'Ya me pasó'?

-Seguro, y antes de meterme a ser "la amiga comprensiva" de cualquiera, más me vale poder quitar los escalofríos a las imágenes que "se me vienen encima". Eso justo, lo que la analista llama: "secuela".

Un calorcito que envuelve le llega de fuera, de frente y después de cuatro palabras se deposita en su piercing umbilical tirando hacia abajo. 

-Y bueno, ¿y tú y  yo  qué? Sí, pues nada, pues eso: ¿y tú y  yo  qué?

Se queda muda y sin poder entender lo que se le dice y de dónde llegó todo. Luego a  fuerza de presión:

-Me gustas para más que una noche... Sabes que te quiero de hace mucho... Siempre he preferido verte siendo feliz con alguien, aún cuando no sea conmigo con la que estás...



Cuatro años después y una hora antes: Un "porrito" para tres a las siete de la mañana. La puerta de la ducha que se abre por equivocación, dos salidas rápidas y una mirada al nuevo vidrio esmerilado.


Viva, la sombra de una mujer que baila en el recuerdo de "el cuarto en la historia". Seis bombay en la barra del Mestizo, tres confesiones y un "¿Tú y yo qué...?" -doble- que deberá olvidar "por venir de quien viene".

Salir en grupo del bar hablando quedo "para que los amigos no se enteren", "acurrucarse" en el taxi; luego, dos sonrisas para trascender el orden figurativo de lo que nunca fue.

That makes my questions disappear ...



12 nov 2008

Dejo de lado en cansancio, ese que me llega después de hacer frente a todos los resultados de la constante y fría presencia de un cuerpo sin cuerpo, ese que se teje poco a poco con la baba de una mandíbula que articula mecánicamente desde el lodazal. La estructura se hace para dar forma, para contener.

Hecha del calcio ajeno, se regocija de la nada, de quienes no tienen nada, de quienes nada tendrán porque no saben que algo merecen. Los y las ha hecho creer que nada son, y en nada se convierten porque no son nadie, impregna sus cuerpos hasta destruirlos.

Es un "bicho raro", ni mariposa, ni abeja, es un parásito elegante; se viste de blanquiazul, de tres colores que son de la tierra que robó, y de amarillo y negro pinta su traición que no dice; al resto sólo hay que dar por partes tal vez desiguales la ganancia del miedo, del hambre, de la herida.

Luego, cuando los cuerpos no han sido totalmente muertos, los toma para masacrarlos lentamente.

Juan:¡Sh! ¡Calla! "Como matas morirás"*...
Lucrecia: ¡Qué pena!*
Ana:¡Qué confusión!*


Dentro de poco, en la noche de luna llena todos serán "oídos contra la pared..."

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*En: Las Paredes Oyen, de Juan Ruiz de Alarcón


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"Yo veo al futuro repetir el pasado, veo un museo de grandes novedades y el tiempo no para, no para..." B.V.

¡Sí!

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