27 sept 2005

Dragones de la "Princesa Bacana"





Al domador de Dragones caseros.

"Erase una vez …”, el estruendo de un dragón que la hizo despertar. La luz de la ventana entraba en tonos blanco y azul. Eran más de las diez, había que correr a la Facultad, pero antes contaron un cuento...

- ¡Princesa, princesa bacana, cielo, déjame dormir tía!
- Es tarde, ¿ya viste la hora?
- ¡Cielo, son las diez, tú no vas a la oficina hasta las tres y yo tengo clase a las cuatro! ¡Anda ven y duerme un poco…!



- Tengo hambre y apenas puedo respirar, ¡suel-ta-me! Anda! ¡Deja de dormir! ¿Escuchaste al dragón? Me despertó. Venía de lejos y se acercó de a poco, ¿lo oíste... ? Un cigarro, ¿quieres? ¿Qué le pasó a la antena?
- Está volteada porque anoche trataste de poner algún canal y creo que la has roto.
- Ahora échame la culpa a mí, yo soy la culpable de despertar, y de la descompostura de la antena…! ¡Ahá... ! ¡Ya sé, no he sido yo!
- ¡Ah! ¿No? ¿Y ahora querrás que pregunte a los vecinos qué fue lo que pasó ayer? El pasillo, ¿lo recuerdas? Porque seguro ellos lo recordarán, esta noche no hemos sido los únicos que no hemos dormido, ¡tía! ¡uf!
- ¡No! Claro que no, lo sabemos nosotros es suficiente…mhmh, ¿no?



- Bien cielo, ¡lo has lograo! Ya estoy despierto! Ahora que harás para mantenerme quieto…
- ¡Espera hombre! ¡Mira, ya sé, cuéntame un cuento!
- ¡Para cuentos estoy yo ahora tía! ¡Mira que despertarme a las diez de la mañana! ¡Vale! ¿Qué quieres que te cuente?
- No lo sé, eres tú quien cuenta cuentos, no yo… Cuéntame cómo son los dragones, de dónde vienen, porqué están aquí y porque molestan cuando una duerme…



- Vale, vale. Pues mira “tía espantapajarera matutina”: Los dragones están en este sitio porque les mandé traer yo a sabiendas de que tú los verías un día de estos. Llegaron hace tres noches desde Japón. Son una raza diferente, son pequeños, digamos ... “caseros”. No hacen mucho espacio, son serviciales, hacen lo que la tía del aseo no ve; al mismo tiempo cuidan cada cosa que ven, a ti, a mí por ejemplo. Sabes qué hicieron ayer por la noche cuando tú y yo llegamos?


- No.
- Pues dos de ellos se apostaron a cada lado de la puerta, sabían que no era muy conveniente lo que veníamos haciendo, y por eso se quedaron cuidando: Un par de vecinos malhumorados venían a reclamar el escándalo, ¡jajaj! Pero digamos que “nuestros guardianes del amor”, los alejaron con sólo quedarse ahí , en su sitio… Tía de verdad que desastre el de anoche, ¡eh!...


- ¡Ya ¡ Sigue, anda…
- ¡Si eso mismo decías, lo recuerdo bien!
-¡Tarado!
¡Te lo digo tía, donde me corran del piso, tendrás que alojarme en tu casa y tu amigo gringo tendrá que irse …!
- Salgo yo de esa casa antes de que él se vaya, pero sigue…


- Los dragones caseros, son de lo mejor, te digo. En realidad, no has sido quien ha roto la antena. Se rompió porque anoche estaban mirando cómo dormías, todos se subieron... ahí mira, en la tele, se dieron cuenta de que es el mejor lugar para observarte toda tirada en la cama. Yo les dije que bajaran, porque en algún momento los verías, pero no me hicieron caso. ¡Ah! ¡Si desobedientes también son a ratos! Pero sobre todo cuando tú estás. ¿No los habías notado? ¡Qué mal que haces en no reconocerles!



- Pensé que te habrías vuelto más ordenado…
- ¡A saber tía, a saber, que en realidad son para ti. A ver si ya ordenas esa habitación tuya! En fin, que saben, que no puedo hacer nada si tú has dicho algo, y a ellos les acomoda dejar que todo pase como lo dices.

¿Sabes? Como tu, tienen el poder de dar y quitar el sueño, y pues nada, que se aprovechan de mí, que termino al servicio de los caprichos de todos acá. No mires ahora, pero justo detrás de la cortina debe haber unos tres por lo menos.
¿Las ves? Las tres pequeñas sombras sobre el quicio de la ventana… ¡Anda! ¡Qué no mires ahora! Están quietos esperando escuchar que termine de delatarlos para desaparecer. Porque, tu no sabes, pero si yo termino de contarte lo que sé de ellos desaparecerán para siempre. Se mudarán a donde los vecinos, y ya verás la que se arma en cuanto se pongan a su servicio. Ahora sí, no nos dejarán ni entrar a la recepción.


- Te ríes como un niño. ¡Tonto, termina! Cuéntame más o por lo menos dime, qué haremos con ellos…
- ¿Qué es lo que haremos? Pues nada tía, nada… “Qué es lunes, que mañana, cualquiera se separa de una princesa bacana. Princesa bacana, sexo, marihuana y milongón…” ¿Y si hacemos un “peta” y nos lo fumamos?
- No lo creo, hay que salir, ¡pero antes termina tu cuento!
- Está bien. Pero que conste que no quise que sucediera. Claro tía, como a ti no te ha costado la fortuna que a mi traértelos, ¡pues claro! Que más te da! Luego no me digas que no te lo advertí ¡Mujeres!...



-Anoche unos entraron debajo de la cama, se encargaron de recoger todo. Mira ahora al lado, no hay nada, todo está en su sitio. Dos de ellos trenzaron tu cabello mientras yo me levanté a cerrar la ventana. Te consienten mucho, ¿sabes?. Acomodaron tu cabeza, desenredaron tu cabello que era una red sobre la almohada. Tú como siempre rebelde, renegaste de sus mimos, y desacomodaste las sabanas.

Ellos empeñados en arreglarlo todo, y que estuvieras cómoda, se hicieron cargo y a poco, ya estaban colgando de ellas. Cuando por fin dejaste de moverte y comenzaste a hablar en sueños, treparon rápidamente para escuchar lo que decías. Yo venía de fuera, salí un momento a ver qué era de los gritos de los vecinos. ¡Uy!, y la argentina de al lado era la más molesta.
Mientras, todos se acomodaron junto al televisor -te digo, ¡los tienes embobaos!-, te escucharon todo el rato. Uno, al mirarte la boca, se dio cuenta de que tu pinta labios se había corrido y lo limpió. Yo dejé que hicieran su labor, todos se veían enternecidos, preferimos dejarte dormir... ¡A pesar tía, de que me dejaste hablando solo!

- ¿Qué dije anoche?
- Dijiste que querías entrar al agua, que querías que te dejaran sola. Eso hicimos. Apagamos la luz, y sólo con la que te daba en la cara, la que entraba por la ventana te veíamos. Algunos de los dragoncillos al escucharte comenzaron a arrullarse, cayeron de sueño, igual yo. Lo último que escuchamos fue tu voz que de pronto comenzó a cantar en no sé que lengua: “Rosa mosqueta”, eres extraña, y lo que haces de noche más... ¡Vamos! ¡ya es tarde! La tía del aseo pasa antes de las doce, dejemos que ella crea que hace algo…


De un brinco saltó de la cama, el domador de Dragones caseros se metió al baño. De adentro salía la voz: “Princesa bacana, que fin de semana, qué fin de semana.…”


¡Sí!

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