27 ago 2006

Agua 0



Le gusta dormir lejos del ruido, desaparecer en medio de la gente en una ciudad que no sabe que se pierde.

Deja de oír el timbre de las voces estridentes -la suya retumba dentro -

Suele salir la mitad del año preparada para las mañanas y tardes nubladas,
y se arrepiente de la ropa a medio día, cuando el sol a plomo cae y se tiene que guarecer, esperando que llueva para salir a andar por las calles empedradas del centro.

Ya no sueña con tomar un autobús sin destino. Hoy no se embarca.

Sus pasos son seguros aunque no sepa a dónde va.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

...y siempre llegarás a algún lado, si y sólo si caminas lo suficiente.

Somos -tú lo has dicho- caminantes.
A menudo recorremos caminos distintos,
dispares.
Sin embargo en más de una ocasión
nuestros pasos se han encotrado
y hemos llegado a los mismos sitios
por senderos diferentes.

...

¿Quién podría negar la belleza
con la que el venerable Tláloc
nos regala en una tarde lluviosa?
Acaso aquél (aquella) que ha perdido
la falcutad de ver y de sentir
lo que a su alrededor sucede.
Aquellos que ya no recuerdan
del cielo los colores
o de las nubes las fantásticas formas.

Natura siempre será generosa
con quien pueda apreciar su belleza.

¡Sí!

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